
Nunca renunciar a la libertad
Desde los inicios del feminismo a finales de la década de los sesenta se sentaron las bases del movimiento que hoy ha logrado posicionar a las mujeres en un ámbito más justo y equilibrado en relación con los hombres.
Lo cierto es que el aborto es una victoria que poco o nada se celebra, pues interrumpe algo natural, pero se pasa por alto el dolor y las angustias mentales, así como los cambios físicos que las mujeres deben resistir si se decide continuarlo sin mediar ninguna otra alternativa.
Y es que casi nadie se pone en los zapatos de la persona y ni siquiera imagina el cambio radical que ello trae consigo. Por ello nos pronunciamos a favor de la libertad para que decidas hacer lo que mejor convenga.
Antes de la alternativa, la censura
Muchas mujeres pioneras a favor del aborto fueron duramente criticadas, censuradas e incluso recibieron ataques de organizaciones, grupos y sectores conservadores de la sociedad por llevar a cabo este procedimiento que, finalmente, las liberaba de cumplir con un destino forzoso y obligatorio, como si se tratara de un castigo por practicar su libertad, sexual, en este caso, y como si no existiera ninguna otra alternativa.
Lo cierto, es que entre más fuerte es el reclamo ante aquellas que optan por abortar como una respuesta ante lo que no estaba planificado, con mayor valor las mujeres defienden su derecho, y eso las empodera más que cualquier otra cosa.
En mi lugar, tú, ¿qué harías?
Suponiendo que en la gran parte de los países industrializados el aborto está permitido como un servicio de salud que garantiza seguridad, accesibilidad y efectividad para quien decide practicarlo, pocas veces sabemos lo que lleva a un mayor número de mujeres a hacerlo.
De los 40 millones de mujeres que año con año lo practican al no desear dar a luz, pues simplemente es algo que no quieren, ya sea por malformaciones, o al ser víctimas de abuso o incesto, o por no estar en buena posición económica ni mentalmente estables para ser madres, o ante la ausencia de un compañero o figura paterna óptima, debemos intentar ponernos en su lugar antes de simplemente criticarlas o descalificarlas.
Concepción indeseada
Cualquiera puede argumentar que el aborto atenta contra la vida e inclusive pronunciarse en favor del equilibrio y la armonía espiritual, pero en los tiempos difíciles, pandémicos y conflictivos que estamos atravesando.
Las mujeres no tenemos por qué aceptar como mártires o heroínas una maternidad forzada o bien, aceptar un embarazo no deseado tan solo por complacer o quedar bien con quienes no están de acuerdo.
Y es que las consecuencias para el cuerpo y el futuro de una mujer que sea forzada a cumplir con ese rol pueden traer secuelas graves.
Nosotras te escuchamos y solucionamos tus dudas, envíanos un mensaje por Whatsapp.